¿Y si en tu empresa existiera un “territorio invisible” que influye en todo… y casi nadie nombra?

Publicado el 1 de octubre de 2025, 12:55

Desde hace años trabajo con personas, equipos y liderazgos. Y siempre me sorprende lo mismo: lo que no se dice, también pesa. Los silencios, las tensiones ocultas, los miedos no expresados… todo eso termina influyendo en la forma en que trabajamos, en la confianza entre colegas y en la energía de un proyecto.

Hace tiempo leí un libro que me inspiró profundamente: Empresas con alma, empresas con futuro, de Guillermo Echegaray. Gracias a él comprendí que las organizaciones no son solo estructuras y roles, sino sistemas vivos con diferentes capas de realidad. Y este enfoque conecta directamente con mi experiencia como facilitadora y terapeuta de procesos.


Los tres niveles de la realidad en las organizaciones

🔹 1. La realidad consensuada Es la parte visible y acordada: los hechos, los roles, los plazos, los resultados. Ejemplo: “Somos un equipo de analistas, tú presentas el proyecto y yo lo evalúo la próxima semana”. Aquí todo parece claro y predecible.

🔹 2. La zona de sueño (Dream Body) Es el espacio invisible donde habitan expectativas, frustraciones, rumores, tensiones, resentimientos y lealtades ocultas. Aparece en las conversaciones de pasillo, en silencios cargados o en comportamientos repetitivos. Cuando sentimos que “algo pasa” pero no podemos ponerlo en palabras, estamos entrando en esta zona.

🔹 3. La esencia Es el nivel más profundo: el lugar del potencial puro, la semilla inspiradora que puede dar forma a la visión de una empresa. Allí vive el “nosotros”, la fuente que conecta a las personas con un propósito común.


¿Por qué mirar más allá de lo visible?

Si una organización se queda solo en la realidad consensuada, inevitablemente algo se pierde. La zona de sueño empieza a manifestarse igual: tensiones, desmotivación, desconfianza, bloqueos en la comunicación.

La buena noticia es que, cuando se reconoce y se atiende este nivel, la energía se libera y el equipo puede reconectar con lo que realmente lo inspira.


El papel de la facilitación

Aquí es donde entra el trabajo de una facilitadora externa. Alguien capaz de leer esas señales invisibles, abrir espacios seguros y dar voz a lo que no se nombra. Un acompañamiento así permite:

 

  • Detectar tensiones ocultas.
  • Deshacer malentendidos y conflictos.
  • Reconectar con la visión común.
  • Crear un clima laboral más sano y creativo.

 


✨ En mi experiencia, este enfoque transforma a las empresas. Porque al final, una organización está hecha de personas. Y sus pensamientos, emociones y procesos son tan importantes como sus resultados.

👉 Y tú, ¿te animas a mirar lo invisible en tu equipo?

Haz clic aquí para añadir texto